Add parallel Print Page Options

En los días de Sangar, hijo de Anat,
en los días de Jael,
se cerraron los caminos;
marchaban los caminantes
por senderos desviados.
Vacíos los poblados, vacíos en Israel,
hasta que tú, Débora, te alzaste,
hasta que te alzaste, madre de Israel.
Preferían dioses nuevos;
la guerra les llegaba a las puertas;
no se veía un escudo,
ni una lanza entre los cuarenta mil de Israel.

Read full chapter